LOS CULPABLES DE QUE EL SONIDO DE LA IGLESIA SUENE MAL SON MIS OJOS.

La oración también nos ayuda a que podamos hacer sonar bien el sonido de la iglesia.



Cierra los ojos y escucha; Lo que VES afecta lo que crees que debes estar

No puedo oír el teclado.
No puedo oír el bajo.
No puedo oír a mi novia.

Ah, comentarios que oigo semanalmente.

“No puedo oír el teclado”, dijo alguien que pasó a lado de mí. Confié en sus ojos. Realmente quien habló fue su subconscientemente diciendo: “No puedo oír el teclado tan fuerte como los otros instrumentos”.

Por alguna razón, nuestros ojos transmiten la idea, “Si lo veo entonces yo debería escuchar claramente”. Pero nuestros oídos y en general escuchan música desde hace años. Ya sea canciones del radio, iTunes Music, Spotify o el toca discos del abuelo… El punto es que nuestros oídos están acostumbrados a escuchar música producida o sonido RMS, o sea, que ya pasó el proceso de estar en un estudio de grabación y/o producción donde se detallan matices de la mezcla y masterización, es decir ecualización, volumen individual y general y ajustes de dinámicos, efectos y muchísimos procesos más.

A lo que quiero llegar es que nuestros oídos escuchen la música y nuestros ojos al ver personas individualmente, ya sea a un músico; cantante o corista no se enfoque sólo en su instrumento o voz, claro, esto en el tiempo de alabanza y adoración.

Tampoco estoy diciendo “Mantén tus ojos cerrados todo el tiempo”. Lo que quiero decir es que revises tu mezcla de una manera nueva.

El grupo de alabanza se muestra visualmente a la congregación generalmente, si, es imagen pero nuestro trabajo en audio es presentar la música. La congregación escucha en su totalidad la mezcla, no sólo a músicos individuales.

El comentario “No puedo oír a mi novia”, no se debe a una mala mezcla, generalmente es porque no están escuchando la canción conjuntamente. Regularmente quien hace este tipo de comentarios está escuchando a la persona que menciona, que en este caso es una corista. Él tenía la expectativa de que debía escucharse por encima de los demás. Y no es porque la mezcla lo requiera, sino por su expectativa.

Cuando yo cierro los ojos, me hago las siguientes preguntas:
¿Puedo escuchar todos los instrumentos?
¿Tiene profundidad y definición la mezcla?
¿Cuál es el instrumento base armónico?
¿La voz principal y coros suenan bien?
¿Suena parecido a la grabación original? (Dado por el equipo y el tipo de auditorio en el que estés situado)
¿La mezcla permite que fluya la presencia de Dios para que la gente reciba?
Deja que los oídos hagan lo que mejor hacen. Escuchar. Y tus manos también como subir, bajar y mover faders y botones.

Mi último consejo para terminar esta publicación es: Escucha, cierra los ojos y escucha. La congregación lo va agradecer.

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