Cuando el ser humano busca fuera de Dios, lo que realmente puede llenar el vacio de su corazón, el resultado siempre será crear su propio dios y caer en la necedad. Es triste ver como fanáticos de la cantante Beyoncé, llegaron al extremo de adorarla y hasta crearon una religión y culto con la imagen de la cantante.
La fama por sí sola no siempre es mala. Dios puede usar personas famosas para cumplir sus propósitos. El problema siempre viene cuando las personas comienzan a actuar según las malas motivaciones de sus corazones. En lugar de admirar y reconocer el talento o don de una persona, de pronto lo ven como a alguien muy superior a ellos mismos.
Esto también debe hacernos reflexionar a los cantantes cristianos, pastores y líderes en general. La idolatría tiene muchas formas. No siempre se manifiesta a niveles tan obvios como el caso que vimos en el video. Por eso nosotros como servidores de Cristo, debemos siempre apuntar a las personas a Jesús y no nosotros mismos.
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